Las endodoncias se realizan en piezas dentales con caries profundas, que propician la inflamación o la necrosis (muerte) de la pulpa dental. Otros motivos para la aparición de pulpitis o inflamación de la pulpa son algunos traumatismos, la abrasión, la erosión y el desgaste de los dientes por el roce entre ellos (por ejemplo debido al bruxismo) o la forma en que se realizan algunos tratamientos restauradores y los materiales que se utilizan en los mismos.

La pulpa dental es la parte más interior del diente, y donde se encuentran los nervios y los vasos sanguíneos. La inflamación de la pulpa suele manifestarse con dolor, que puede ser de distintos grados y darse en distintas ocasiones: frente al calor o al frío, en determinadas posturas, al comer o beber, etc. El tipo de dolor que sentimos es el que indicará al odontólogo si la endodoncia puede ser una solución a nuestro problema.

Antiguamente las piezas dentales que sufrían daño pulpar, invariablemente se perdían, pues estas no tenían un buen pronóstico por lo que en muchas ocasiones se prefería la extracción del diente. Las técnicas endodónticas actuales permiten mantener a este en la boca por muchos años, evitando así la pérdida de algún diente.

En la mayoría de los casos, si el tratamiento de conductos fue realizado adecuadamente, el diente tratado tiene un alto porcentaje de éxito a largo plazo.